La formación, clave para aprovechar la digitalización en el mercado laboral.
En un contexto laboral en constante evolución y cambio, la sociedad debe adaptarse y evitar el estancamiento, ya que esto supone un obstáculo para el desarrollo profesional. El mercado de trabajo demanda dominio de idiomas; conocimiento para desenvolverse con fluidez en el mundo digital; seguridad cibernética; conocimiento de nuevas tecnologías y redes sociales; etc.
La economía digital se está viendo acelerada gracias a la mayor conectividad a Internet. Tanto es así que, según el informe de We Are Social y Hootsuite, hasta el momento el mundo cuenta con 4.388 millones de internautas, lo que supone una penetración del 57 por ciento. Esto incide en el mercado laboral, donde las empresas deben dar el paso definitivo hacia lo digital y adaptarse a las nuevas necesidades que usuarios y mercado requieren para marcar la diferencia.
Un ejemplo es la aparición de un gran número de procesos de transformación cultural en muchas firmas, los cuales propician la creación de nuevos modelos de negocio con un punto de vista común: una estrategia con visión clara de emprendimiento, basado en la tecnología, con nuevas competencias laborales y técnicas de automatización.
La tecnología debe ayudar a encontrar oportunidades, nunca un elemento de exclusión
Las competencias digitales son aquellas habilidades que contribuyen a la transformación cultural y digital de las empresas gracias a la incorporación de nuevas tecnologías a estrategias, proyectos y procesos de negocio. No son sólo habilidades tecnológicas sino también adquisición de conocimiento, valores, actitudes, ética y normativa en los procesos de digitalización. Estas competencias permiten crear e intercambiar contenidos digitales, así como dar solución a los problemas con el objetivo de alcanzar un desarrollo eficaz y creativo.
En la actualidad los tres países más desarrollados en competencias digitales son Australia, Islandia y Nueva Zelanda, según informa la Comisión Europea. Cerca del 80 por ciento de los trabajadores de estos países cuentan con avanzadas competencias digitales. Este porcentaje desciende al 58 por ciento en la UE y al 56 por ciento en EEUU.
Al aplicarlas al mundo laboral, nos ofrecen grandes beneficios como la optimización de tiempos y costes o la administración de la identidad digital corporativa con sentido. La digitalización nos dota de conocimientos, inteligencia de negocio y análisis de la competencia, gracias a lo cual podremos mover la información y ayudar al posicionamiento de la marca.
Existe una estrecha relación entre la carencia de competencias digitales y la dificultad para encontrar trabajo. Las empresas demandan que sus trabajadores puedan afrontar los nuevos retos digitales a los que se enfrentan pero son pocos los que cumplen estos requisitos. La digitalización potencia las capacidades personales y competitivas aumentando las opciones de éxito en la búsqueda de empleo. Así pues, la formación continua de los profesionales y la transformación del sistema educativo se convierten en necesidad para que los trabajadores puedan adaptarse a los nuevos entornos laborales.
Una de las mayores cualidades de los trabajadores digitales es la capacidad para gestionar el aprendizaje de forma autónoma, conociendo y utilizando las herramientas tecnológicas y los recursos digitales para la gestión del conocimiento. Para poder conseguirlo resulta esencial participar en actividades de formación digitales; incentivar el aprendizaje en entornos virtuales y establecer una red de contactos profesionales de valor en las plataformas digitales. Con este tipo de empleados las empresas lograrán reducir los costes de formación, mejorando la eficiencia y desarrollando una cultura interna positiva que refleje una competitividad en el mercado. El principal reto en los empleos y trabajadores del futuro es saber combinar los puestos tradicionales con las nuevas tecnologías.
Los grandes progresos tecnológicos de los próximos años incidirán en las formas de trabajo y en las estructuras del mercado laboral. La tecnología debe ser una herramienta para empoderarnos, que nos ayude descubrir nuevas oportunidades, no un elemento de exclusión. Por lo que es vital que los países desarrollen las aptitudes buscando anticipar la evolución de las necesidades en competencias digitales para el trabajo y la vida. La educación en competencias digitales es, sin duda, el camino ideal para lograrlo. La digitalización debe compatibilizarse con los avances sociales y económicos en busca de una economía más competitiva.
Escrito por: José Luis Gugel
Fuente original: El Economista.es
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